Cómo Medir el Campo Energético Humano Instrumento Revolucionario para Revelar Campos Energéticos del Hombre y la Naturaleza
Konstantin Korotkov, PhD y Profesor
Universidad Nacional de Tecnologías de la Información, Mecánica y Óptica, San Petersburgo, Rusia,
La creencia de que hay energías sutiles en la Naturaleza, así como en los humanos, que interactúan y pueden afectar la salud y el comportamiento ha sido un principio básico de la medicina y filosofía oriental durante milenios. Los científicos y médicos occidentales generalmente han rechazado esto debido a falta de pruebas de que existan fuerzas invisibles como el Qi (chi) o la prana. El sabio chino Lao Tsu, considerado el padre del Taoísmo, describía el Qi de la siguiente manera:
Mira, no puede verse – está más allá de la forma.
Oye, no puede oírse – está más allá del sonido.
Tómalo, no puede ser tomado – es intangible.
Sugerencias de que hay algún tipo de energía similar a esta han surgido de forma esporádica. El médico medieval Paracelso propuso que una fuerza vital llamada archeus actúa como un alquimista interno para mantener la vida aprovechando la vis medicatrix naturae (poder curativo de la naturaleza). El matemático y filósofo del siglo XVII Isaac Newton, quien también era alquimista, tomó prestadas algunas de estas ideas en su concepto del misterioso “éter” cósmico que impregnaba todo el espacio. Dos siglos después, Franz Mesmer postuló un “fluido universal” invisible con propiedades magnéticas que circulaba a lo largo del cuerpo para brindar energía. Las enfermedades ocurrían cuando este flujo era bloqueado, pero la salud podía restaurarse consumiendo limaduras de hierro y aplicando magnetos en el área afectada. Los magnetos fueron prontamente descartados ya que Mesmer creía que las curaciones se debían a su presencia y el poder de su “magnetismo animal” cuando tocaba o movía su mano sobre el paciente. Futuros médicos propusieron energías de curación análogas tales como la fuerza ódica de Baron Karl von Reichenbach, la energía biocósmica de Oscar Brunler y en fechas más recientes el orgón de Wilhelm Reich. Todas estas teorías fueron desacreditadas por la falta de pruebas de su existencia o beneficios a la salud.
La Historia y Evolución de la Electrografía
Como era de esperarse, se hicieron numerosos intentos para demostrar que tales campos de energía podían identificarse tanto en humanos como en la naturaleza. El primer indicio de esto se dio con el descubrimiento en 1777 del médico y filósofo alemán George Lichtenberg, quien reportó que al colocar cualquier objeto en un campo eléctrico fuerte se podía ver un resplandor a su alrededor. Lichtenberg fue capaz de imprimir imágenes en una placa cubierta con polvo de carbón que los médicos llamaron “figuras de Lichtenberg.” El interés en la fotografía de fluorescencia eléctrica aumentó en todo el mundo debido a la influencia de Nicola Tesla, quien demostró en 1880 que la aplicación de un circuito eléctrico de alta frecuencia al cuerpo causaba una fluorescencia brillante a su alrededor. Aunque esto parecía peligroso, se volvió seguro cuando se usaron bobinas especiales que después se llamaron “bobinas Tesla.”
El término “electrografía” fue acuñado por el físico checo B. Navratil en 1888 para describir las imágenes fotográficas de tales emanaciones energéticas. Un avance significativo fue logrado por el talentoso científico bielorruso Jacob Narkevich-Yodko, quien desarrolló su propia técnica para hacer electrofotografías. Estudió los efectos de la estimulación eléctrica en más de 1,500 dedos de varios individuos, hojas de plantas y granos. Presentó sus resultados en el Instituto de Medicina Experimental de San Petersburgo en 1892. Sus resultados generaron tanto interés que en 1893 se organizó una conferencia sobre electrografía y electrofisiología en la Universidad de San Petersburgo. Más tarde fue invitado a dar conferencias en numerosos centros científicos de Europa, incluyendo Berlín, Viena, París, Praga y Florencia. Narkevich-Yodko recibió medallas de encomio en varios de estos centros. En 1900 el Congreso de Francia lo otorgó el título de Profesor en Electrografía y Magnetismo.
Por aquellas fechas pero en el otro lado del mundo, un monje brasileño de nombre Landell de Morua realizaba experimentos muy similares. En 1904 inventó una cámara electrofotográfica para tomar fotografiar descargas eléctricas, la cual fue posteriormente modificada por otros. En 1939, los checos S. Pratt y J. Schlemmer publicaron fotografías que mostraban un curioso resplandor o aura alrededor de hojas. Ese mismo año, el ingeniero eléctrico ruso Semyon Kirlian y su esposa Valentina desarrollaron su propia técnica tras observar a un paciente que recibía tratamiento médico en un generador eléctrico de alta frecuencia. La electroterapia era popular en aquel entonces. Habían notado que cuando los electrodos se acercaban a la piel del paciente, había un resplandor similar al de un tubo electrificado lleno de neón. La fotografía de Kirlian consistía en colocar una película fotográfica sobre una placa conductora y conectar otro conductor a una mano, hoja u otra parte de la planta. Cuando los conductores eran energizados con una fuente de poder de alto voltaje y frecuencia, la imagen resultante mostraba una silueta del objeto rodeado por un aura de luz
Los Kirlians publicaron estos resultados en sus experimentos por primera vez en 1958. En 1961 reportaron que las características de las auras en las yemas de los dedos variaban no sólo según la persona, sino según su estado emocional [1]. Si alguien se sentía muy ansioso o se encontraba en estado contrario – en profunda relajación durante meditación – había un cambio correspondiente en el tamaño e intensidad del resplandor. Su trabajo era prácticamente desconocido en Occidente hasta 1970 cuando los americanos Lynn Schroeder y Sheila Ostrander publicaron su libro, Descubrimientos Psíquicos Detrás de la Cortina de Acero [2]. Una de las investigaciones más extensas fue realizada en el Centro UCLA de Ciencias de la Salud donde Moss y Johnson tomaron más de 10,000 fotografías Kirlian “modificadas”, incluyendo las yemas de los dedos de más de 500 personas y más de 1,000 hojas [3]. Reportaron que los campos de energía humanos eran afectados por numerosos factores tales como el consumo de alcohol, la realización de ejercicios yóguicos e hipnosis.
Confirmaron que los cambios fueron más dramáticos cuando experimentaban diferentes emociones. Las frecuencias solían diferir cuando el investigador y el sujeto eran de diferentes géneros en lugar del mismo sexo. Una figura autoritaria y estricta, tal como un habilidoso jefe de investigación, solía provocar una corona mucho más pequeña comparado con un asistente más informal y amigable de menor rango. En estudios que involucraron a cuatro “curanderos”, sus coronas tendían a ser mucho más grandes y brillantes antes de la sesión de curación que durante o después de la intervención. Por el contrario, las coronas de los pacientes aumentaban drásticamente por encima de su nivel base, sugiriendo que realmente hubo una transferencia de energía hacia ellos por parte del curador. Las diferencias dramáticas en la corona también se encontraron antes y después del tratamiento con acupuntura. El brillo y la claridad de la corona fueron especialmente prominentes cuando las agujas se insertaron en los puntos de acupuntura relacionados con las molestias específicas del paciente. Basándose en investigaciones exhaustivas, los investigadores concluyeron que los cambios no podían ser explicados por alteraciones en la resistencia de la piel o cambios de temperatura derivados del flujo sanguíneo vascular periférico.
L.W. Konikiewicz, otro investigador estadounidense, después demostró en pruebas doble ciego cuidadosamente controladas que podía identificar con precisión a pacientes con fibrosos quística, así como a las personas asintomáticas que portaban el gen [3]. Encontró que el día del ciclo menstrual generaba variaciones en el brillo del campo energético y que podía usar esto para identificar cuando ocurría la ovulación. Los sujetos que tomaban anticonceptivos orales tenían patrones diferentes. También tuvo éxito detectando cáncer y otras condiciones anormales en un libro que coescribió con L.C. Griff [5].
La aceptación científica de la fotografía Kirlian fue limitada debido a que la calidad del equipo utilizado por los primeros investigadores variaba considerablemente y los resultados eran inconsistentes debido a la falta de estandarización. Las cosas mejoraron cuando un grupo multidisciplinario dirigido con William Eidson, profesor de física en la Universidad Drexel en Filadelfia, mostró que era posible producir imágenes de los parámetros eléctricos de un espécimen en tiempo real, permitiendo así mapear los campos energéticos humanos y cualquier alteración rápida. Este proyecto de seis años e investigaciones relacionadas fueron resumidas en un artículo de 1976 publicado en la prestigiosa revista Science [6]. La Unión Internacional de Medicina y Bioelectrografía Aplicada fue formada en 1987 para ayudar a estandarizar el equipo, los métodos de investigación y la adquisición de datos.
La Llegada de la Bioelectrografía Moderna por medio de la Visualización por Descarga de Gas
Full text, PDF: 2013-Measuring-Energy-Fields (traducción)